Cantos polifónicos, llanto e insultos cubren el cielo de los atrevidos que danzan a destiempo. Evitan el compás del rey y el estrés de la rutina. Liberan luz al horizonte en nombre de la paz.
Los falsos heroes sobran en la ciudad, viven a diario con solo imponer el título de enemigo por descarte.
El rey espera; sus tropas continúan el compás de los falsos heroes dejando a los lanzadores iniciar un segundo movimiento, la magia empieza y los falsos héroes desaparecen de la escena.
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